sábado, 27 de enero de 2018

El Tío de la mina

La leyenda cuenta que las vetas de plata del Potosí, fueron descubiertas de forma casual una madrugada del año 1545, por un pastor quechua llamado Diego Huallpa, que se habría retrasado mientras regresaba con su rebaño de llamas. Por esta razón, decidió acampar a los pies del Cerro Rico, encendiendo una gran fogata para aplacar del frío. Cuando despertó por la mañana, se habría encontrado con que entre las brasas humeantes de la fogata, brillaban unos hilillos metálicos que resultaron ser plata, los cuales fueron fundidos y derretidos por el calor del fuego. 




Cerro Rico, Potosí (Bolivia) Imagen extraída de imágenes google.


Aparentemente, el cerro era tan rico en vetas de plata, que la misma se encontraba incluso en la propia superficie. Por esta razón, el 1 de abril de 1545 un grupo de españoles encabezados por el capitán Juan de Villarroel, tomaron posesión del Cerro Rico tras confirmar el hallazgo del pastor, estableciendo un poblado a los pies del mismo cerro. Ahora bien, según recopila Thérèse Buysse Cassagne en "Saberes y memorias en los Andes: In memoriam Thierry Saignes" (1977: 206), en el año 1543 Juan de Villarroel, el capitán Santadía y el capitán Diego Centeno descubrieron y posteriormente explotaron las minas de Ccolque Porco, que ya eran labradas por los ingas (incas). Así mismo, Buysse Cassagne advierte que el relato mítico del descubrimiento de Cerro Rico, no toma en cuenta el conocimiento que tenían los habitantes indoamericanos acerca de la minería. En este sentido, se trataba mas bien de poblaciones con experiencia y saber minero que trabajaban en la vecina mina de Porco, por lo que es muy poco probable que los habitantes naturales del lugar, ignorasen la riqueza que poseía el Cerro rico (Buysse Cassagne, 1977: 209).

La pregunta sería ¿Por qué dichos habitantes indoamericanos no explotaban el yacimiento de Cerro Rico?. Lo cierto, es que por ejemplo el término huaca representaría una diversidad de realidades, siendo aplicado a todo objeto o persona singular, diferente, original o particular. De esta manera pudiendo designar una montaña o lago, que los prehispánicos consideraban como lugares de origen mítico. Así mismo, los indígenas del Perú denominaban Apachitas a las peñas, piedras grandes, cerros y cumbres de montes, que consideraban de gran devoción.

Ahora bien, existen al menos dos vertientes teóricas acerca del origen del concepto "Tío", dentro del contexto de los pueblos andinos. Por una parte, algunos consideran que el concepto proviene de cierta deidad perteneciente al ideario mitológico de pueblos prehispánicos que se extendían entre las zonas de la meseta del Collao (Bolivia y Perú), hasta zonas vecinas en lo que hoy es Chile, denominados "Urus". Esta supuesta deidad de las cuevas, tiene una pequeña definición en Wikipedia y que solo es posible encontrar en inglés (https://en.wikipedia.org/wiki/Tiw_(god), no obstante en la cual, se hace una breve relación con el ser mitológico aymara Anchanchu, el cual también es conocido como MuquiEsta entidad se caracterizaría por ser un tipo de "duende" minero, circunscrito al espacio subterráneo y  propio de la mitología de los andes centrales entre Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia. Según la información contenida en wikipedia, la palabra Muqui sería la castellanización del término quechua "Murik", el cual significa "el que asfixia". En este sentido, dentro de la vertiente Huancavelicana, la palabra muqui haría referencia al "acto de torcer" o "ahorcar", quizá por esta razón los antiguos mineros habrían relacionado al Muqui con los efectos del sílice, polvo letal que produce la silicosis, problema muy común entre los trabajadores actuales de las minas del Potosí.



Tío de la Mina, imagen extraída de google.


Por otra parte, existe la opinión que el concepto "Tío" sería producto de una introducción léxica por parte de los conquistadores españoles. En este sentido, Alex Quiroga Antezana en "El tío y el supay ¿dios, demonio o ángel?" (pág. 53), advierte que el neologismo TIU no provendría ni del quechua ni del aymara. Sino de la obsesión que tenían con el diablo algunos autores como el jesuita Joseph Acosta (1590) en "Historia natural y moral de la Indias" o Pedro Cieza de León (1553) en "Crónica del Perú", donde se identifica a los dioses y espíritus de la teogonía andina con el mismo diablo.

De esta manera sea uno u otro el verdadero origen del concepto, lo interesante surge cuando echamos una mirada al pequeño ensayo "El Tío de la mina" realizado por Javier Claure, advertimos que la versión recogida de la tradición popular, afirma que:


"Cuenta la leyenda que cuando llegaron los conquistadores con su carga evangelizadora, los urus empezaron a olvidar a su dios nativo Wari. Entonces fueron castigados con plagas. Wari envió un gran sapo por el norte, una serpiente por el sur, hormigas por el oeste y un lagarto por el este. A salvarlos llegó una Ñusta, que se asimila a una Virgen y convirtió en piedras y arena a los animales. La Ñusta derrotó a Wari que descendió al infierno. Esta figura, equiparable con el Supay (ser dividido, diablo) andino, devino en el Tío o dueño de la mina que, lejos de la concepción occidental, “ni es totalmente bueno ni totalmente malo” La Ñusta protectora de los urus, era la Virgen del Socavón."

Lo interesante surge cuando advertimos los posibles orígenes del concepto "Tío" desde el contexto hispano, puesto que la etimología del término derivaría del griego theios, que significa primariamente “divino”, pero que también podía usarse como título honorífico, con el sentido casi de “respetable, venerable o señor”.

Theios, ya con pronunciación itacista thios, debió de introducirse como t(h)ius en el léxico del latín vulgar de algunos reinos románicos occidentales, evolucionando luego ya en las lenguas romances: a tío en español, zio en italiano. La aspiración se pierde en español, y se mantiene, aunque alterada en italiano. Una fecha probable para esta introducción del término griego en el latín vulgar pudo ser el siglo VI d. C., momento en que ya estaba generalizada la pronunciación itacista del griego. Entonces, además, el Imperio Bizantino, bajo el mando del emperador Justiniano, intentaba reconquistar y recomponer el Imperio Romano en toda la cuenca del mediterráneo. Lo consiguió parcialmente, en tiempo y espacio: logró apoderarse de toda Italia y de una franja costera de Hispania (arrebatando, en el caso español, el territorio al Reino de los Visigodos).

Como fuere el caso, resulta interesante advertir que sea cual sea el origen del concepto, en el contexto de la conquista y posterior colonialismo europeo del Potosí, la deidad no deja de  estar envuelta en un cierto halo de miedo y terror, de lo que sería una deidad del infamando combinada con la imagen del opresor esclavista, proclive al alcoholismo y los abusos sexuales contra la población nativa destinada al trabajo de extracción de minerales. Así mismo, y si bien es cierto, no deja de ser interesante el hecho de que e"cuento del tío" es el nombre que recibe en Sudamérica, principalmente Argentina, Chile, Uruguay y Bolivia, un tipo de estafa en la que se aprovecha de la confianza y ambición de las personas por obtener grandes beneficios fácilmente. El cuento del tío tiene muchas variantes, sin embargo, la esencia es la misma: aprovecharse de la inocencia y codicia de la víctima y una gran capacidad del estafador de actuar y contar una historia creíble.





Bibliografía


Buysse-Cassagne, T. (1977) "Saberes y memorias en los Andes: In memoriam Thierry Saignes". Ed. de l’IHEAL, 2014.